ULTIMO VUELO DE LANCASTER, EL

Abril, 1933. El piloto Bill Lancaster vuela desde Lympne (Inglaterra) rumbo a Ciudad de El Cabo (Sudáfrica) para tratar de batir el récord establecido en ese trayecto. Poco después, en el fortín de Reggane en el sur de Argelia, llega la noticia de que un aviador se ha estrellado en los alrededores. Comienza entonces una carrera contrarreloj para tratar de rescatar al infortunado piloto, perdido en el desierto...

Sylvain Estibal construye esta narración con una eficacia soberbia. El diario de Bill Lancaster, el de su amiga Chubbie Millar y las cartas del meharista Chauvet se combinan con recortes de prensa o con informes policiales, logrando mantener una tensión constante y una emocionante verisimilitud. Y, de pronto, en el recoveco de una frase o de una imagen, nos asalta una sensación de vértigo al sentir que el autor nos ha transportado, más allá de las fronteras del documento y de la ficción, a un lugar desconocido donde se superponen la verdad y la leyenda de la conquista del cielo.