Las novelas de Andreï Makine evocan, siempre desde una perspectiva a la vez tensa y emocionante, aspectos de la vida rusa durante el siglo XX. La música de una vida, título con el que este autor obtuvo en 2001 uno de los más prestigiosos galardones literarios franceses, el Grand Prix RTL/Lire, no es una excepción, pues también en ella Makine contrapone el trágico destino del protagonista y su lucha interior por la supervivencia —física y moral— a la epopeya vivida por el pueblo ruso bajo la tiranía de Stalin y la invasión alemana en la segunda guerra mundial.
Los primeros meses de 1941 son tiempos difíciles para los habitantes de la Unión Soviética, pues al terror estalinista se unen los rumores de una pronta invasión nazi. Una tarde de mayo, un joven pianista moscovita, Alexei Berg, recibe el aviso de que no regrese a su casa, pues, en una de sus incontables redadas, la policía del régimen ha detenido a sus padres, acusados de supuestos e intrincados delitos políticos, y le busca también a él. Alexei tiene que huir precipitadamente a una aldea ucraniana donde unos parientes campesinos le esconden en un henil. Atrás quedan para el muchacho la calidez del hogar familiar, una prometedora carrera artística y un primer amor de juventud, que ceden el paso a los horrores de la guerra. Al arrasar los alemanes la aldea, Alexei descubre, en una hondonada repleta de cadáveres de soldados rusos, que uno de éstos se parece mucho a él; decide suplantar su identidad y, con su nuevo nombre, se incorpora a las tropas soviéticas...