A los lectores de La sonrisa vertical el nombre de Francesca Mazzucato ya les es familiar. En 1997 Tusquets Editores publicó su primera novela, Hot Line. Historia de una obsesión (La sonrisa vertical 104), un relato sobre el mundo de los teléfonos eróticos.
Con Relaciones escandalosamente puras, finalista del Premio Tuscania 1988, la Mazzucato vuelve con la historia de una huida, a través de suburbios y habitaciones de hotel, que nunca logra dejar atrás la falta de amor, una historia de erotismo extremado, dulce y violento a la vez, desesperado y humillante.
Exorcizar el pasado, dejar atrás una infancia llena de silencios y de oscuras complicidades, eso es lo que se propone la joven Camilla cuando decide irse a vivir lejos de su familia, en un vulgar apartamento del extrarradio. En las galerías y los bares del metro busca una relación que la salve de sus recuerdos. Y la encuentra casi por casualidad, entre los mil cuerpos desconocidos a los que se entrega sin pudor, tal vez para expiar un pasado del que no es responsable. Su prolongada aventura con Gilbert, un atractivo -y a la vez inquietante- pintor luxemburgués, le permite descubrir el amor y la posibilidad de llevar al fin una vida normal. Sólo entonces puede Camilla enfrentarse de una vez por todas al pasado, a esos recuerdos que va registrando en el diario íntimo que entrega al lector, todo el miedo y la soledad que desde la infancia siempre la han acompañado. Sólo entonces consigue dar cuenta del incesto que selló su vida con un insoportable, arrebatado y doloroso silencio.